Con el objetivo de dar a conocer más el resto de consultas que componen el Centro Medeiros y Cabello, comenzamos una serie de artículos relacionados con la Podología, para seguir aprendiendo juntos y ayudando a todos nuestros lectores y usuarios.
En esta ocasión os dejamos con un artículo sobre la disfunción del tibial posterior, escrito por nuestra podóloga Andrea López.
¡Que lo disfrutes!
El músculo tibial posterior se origina en la cara posterior de la tibia y peroné para dirigirse hacia abajo y hacia la parte interna del tobillo convirtiéndose en tendón.
Se inserta, principalmente en el escafoides pero también envía expansiones a la 1-2 cuña y a la base del 2º-3º y 4º metatarsiano.
Este tendón, protegido del roce contra el hueso por una vaina, tiene diferentes funciones:
- En descarga, lleva el pie hacia la inversión y flexión plantar, hacia dentro y hacia abajo.
- En carga, sujeta el arco interno del pie cuando éste soporta todo el peso corporal; por este motivo se puede decir que este músculo es antipronador o controlador de la pronación, además de ser el encargado de absorber el impacto contra el suelo.
- Ayudar al despegue del pie
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Debido a su función de sostén del arco longitudinal interno y de antipronador, la disfunción del tendón del tibial posterior es una de las patologías más habituales en corredores.
En una carrera continua se le exige un gran esfuerzo al tendón de forma repetida, lo que ocasiona tenosinovitis (líquido dentro de la vaina) y tendinitis/ tendinosis (inflamación aguda o deterioro del tejido colágeno del tendón).
Fuera del ámbito deportivo, la incidencia de la disfunción del tendón tibial posterior se da en pacientes con pies pronados (planos) y es mayor en mujeres (3/1) a partir de 4ª década, sobre todo pacientes con sobrepeso e historia de diabetes y trastornos circulatorios.
La disfunción del tendón del tibial posterior se clasifica en 4 fases o estadios:
- Asintomático.
- Tendinitis. Ligera debilidad.
- Tendinosis, rotura parcial del tendón, disfunción importante: hiperpronación y abducción.
- Gran impotencia funcional con dolor y rigidez.
Habitualmente cursa con dolor, edema leve, sensación de debilidad y pérdida gradual del arco longitudinal interno.
La lesión de este tendón mantenida en el tiempo es uno de los factores más importantes en el desarrollo del denominado “pie plano adquirido del adulto”, debido a que, si el tendón se elonga o se rompe, se perderá la función tan importante de sostenedor del arco longitudinal interno.
Pruebas funcionales en la disfunción del tendón tibial posterior:
- Test de “heel rising test” sobre una sola pierna o sobre las dos. Si no existe disfunción apreciamos una supinación del calcáneo y rotación de la tibia.
- También se puede observar la pérdida del arco plantar, el hundimiento del puente del pie.
- El “signo de demasiados dedos” es positivo si desde una vista posterior vemos más de 3 dedos. Se debe a la perdida de la función del tendón tibial posterior y sobre solicitación del flexor del primer dedo y el flexor común de los dedos.
- Test de Jack, como en la imagen al levantar el dedo se produce una elevación del arco supinación del calcáneo y rotación de la tibia, en caso de disfunción de tibial posterior, apreciamos mucha resistencia y en algunos de los casos al realizarlo mayor pronación, en este último caso se dice que el test es positivo.